¿Por qué no reciclar estos útiles para darles un uso
completo y ahorrarnos unos cuantos (o muchos) centavos al empezar el siguiente
año?
Aquí hay unos tips para empezar este proyecto de reciclaje.
Crea la cultura.
En casa si se acostumbra malgastar y desperdiciar, entonces
los hijos no tendrán la idea que es bueno volver a usar algo.
Hagan hábito de pensar antes de tirar las cosas, y sobre
todo, antes de comprar algo nuevo. ¿Ya lo tenemos? ¿Lo podemos arreglar para
usarlo otra vez? ¿Realmente lo necesitamos?
Si tus hijos tienen la costumbre de pensar así, entenderán muy
bien el proyecto de reciclaje de sus útiles escolares.
Haz compras sabias.
Antes de comprar, piensa:
¿Para qué sirve? Una regla barata tal vez cumpla la
misma función que la cara. Sin embargo, si compras la calculadora más barata,
tal vez no tenga las aplicaciones necesarias para lo que vayan a hacer en la
clase de matemáticas.
Si la escuela quiere que cumplas con la lista de útiles que
ellos exigen, es importante entender la función de cada objeto para que puedas
tomar la mejor decisión.
¿Cuánto va a durar? A veces lo barato sale caro. Es
mejor invertir en algo bien hecho que dará servicio por más de un año que
comprar cosas que pronto se desbaraten.
Enseña a tus hijos a cuidar
sus cosas.
De nada sirve una buena inversión tuya si tu hijo acostumbra
perder o romper todo a la semana.
En casa promueve el valor de cuidar lo que tienen y hacerlo
durar para usarlo bien.
Escoge.
No vas a promover reciclar basura, sino cosas que
verdaderamente siguen sirviendo.
Al fin del año escolar, cuando tus hijos llegan con la
mochila llena, siéntate con ellos e involúcralos en la tarea de rescatar lo
servible.
Algunos ejemplos pueden ser:
-Cuadernos.
Enseña a tus hijos a cortar las hojas usadas
y dejar el resto del cuaderno intacto. Este puede servir para alguna materia el
año que entra o simplemente cumplir una función junto al teléfono para apuntar
mensajes.
Otro uso fabuloso es tener un cuaderno de sugerencias o
mensajes internos en casa donde todos pueden escribir y contestarse. Además de
usar este material para practicar la letra, estás promoviendo la lectoescritura
de una forma práctica y cotidiana.
-Crayolas.
Aun rotas, las crayolas siguen siendo un material
fabuloso para que los niños practiquen en casa habilidades artísticas y su
coordinación fina.
-
Mochilas, loncheras, estuches y contenedores de toda clase.
Todo se lava, se evalúa y se decide qué función vaya a
tener. Por ejemplo, la vieja mochila de la escuela puede renacer como pañalera,
o la lonchera puede ser un buen lugar para guardar los Legos para llevar en el
viaje familiar de verano.